FAA advierte la "crisis terminal" de la producción bananera en la provincia.

El presidente de la filial Laguna Naineck de la Federación Agraria Argentina (FAA), Pánfilo Ayala, advirtió que la "crisis terminar de la producción bananera sigue acechando a las familias productoras" de la zona norte de la provincia, al remarcar que las condiciones climáticas y la falta de asistencia estatal con políticas públicas para el sector "hicieron desaparecer gran parte de las hectáreas cultivadas".
El dirigente rural de la FAA apuntó contra el intendente de Laguna Naineck, Julio Murdoch, a quien lo acusó de "mentiroso y fabulador" por asumir un "accionar corporativo a favor del gobierno y mostrar una realidad de la producción bananera que no existe en la zona".
"Nuestro sector productivo está pasando una situación complicada. La falta de acompañamiento del estado provincial con políticas públicas de desarrollo tendientes a favorecer el crecimiento del cultivo y la rentabilidad de las familias campesinas, más las condiciones climáticas con la sequía y los intensos calores de enero y algo de febrero, hicieron que de 12.000 hectáreas que se producían sólo quedaran 1.000 cultivadas", indicó Ayala.
En esta dirección, dijo que "el gobierno nunca acompañó al sector bananero de la zona norte en escenarios de emergencia con algún tipo de asistencia o auxilio económico", advirtiendo que "la realidad empuja al cultivo a desaparecer por falta de financiamiento y baja rentabilidad en el circuito comercial".
Redobló sus críticas al asegurar que Murdoch no puede hablar de fortalecimiento de la producción bananera cuando "es parte de este gobierno que está haciendo desaparecer, día a día, esta noble producción al igual que a otros tantos cultivos que también fundieron. Es un fabulador y mentiroso; no le importa la producción, ni los productores. Menos aún la parte comercial de las producciones".
El referente de la FAA reconoció que este sector productivo "está pasando una situación complicada. La falta de acompañamiento del Estado provincial con políticas públicas de desarrollo tendientes a favorecer el crecimiento del cultivo y la rentabilidad de las familias campesinas, más las condiciones climáticas como la sequía y los intensos calores de enero y algo de febrero, hicieron que de las 12.000 hectáreas que se producían hasta los ‘90, sólo quedaran 1.000 cultivadas".