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Sábado 19 de Abril, 2025
 
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La hipocresía de Graciela Parola:

Una legisladora que calló ante los abusos y las violaciones y hoy descalifica groseramente la fiscalización

En una muestra más de su intolerancia, falta de compromiso con los Derechos Humanos y desprecio a lasmás elementale normas de convivencia democrática, la diputada nacional, María Graciela Parola, ha vuelto a desatar la polémica con sus declaraciones rimbombantes, afirmando que "en Formosa seguimos teniendo la peor oposición del mundo". Estas palabras no solo son una afrenta a la labor de quienes intentan fiscalizar los abusos de poder en la provincia, sino que además revelan una preocupante desconexión con la realidad que viven los formoseños.

Parola, miembro del bloque kirchnerista (UxP) y representante del gobierno de Gildo Insfrán, tiene un historial legislativo lamentable. Su nula participación en la Cámara de Diputados y la ausencia total de proyectos en beneficio de su provincia no contrasta con su pertenencia a la Comisión de Derechos Humanos de la HCD, donde paradójicamente es la legisladora con mayor cantidad de inasistencias. Su crítica reciente a la convocatoria de la diputada provincial Gabriela Neme y su repudio a los diputados  que visitan Formosa, es un claro ejemplo de su doble moral.

En lugar de intentar aprovechar la visita de los legisladores de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías para desmentir y aclarar las denuncias sobre las gravísimas violaciones a los derechos humanos y la violencia institucional que se produjeron durante la cuarentena por la pandemia de Covid-19, Parola optó por descalificar, desautorizar y repudiar la presencia de sus pares en Formosa. Este comportamiento, lejos de contribuir al esclarecimiento y resolución de los problemas, busca silenciar las voces disidentes y perpetuar la impunidad.

La actitud de Parola no es nueva. Es habitual que descalifique a quienes cuestionan la administración autoritaria de Gildo Insfrán, las reelecciones indefinidas, los abusos de poder y la corrupción que ha enriquecido obscenamente a sus funcionarios . En sus recientes declaraciones, Parola acusó a sus colegas de "oportunismo político" y de ser "inescrupulosos, oscuros y nefastos personajes", demostrando una vez más su incapacidad para aceptar críticas y su disposición para defender a ultranza su statu quo y del régimen que representa.

Alarmante negacionismo

Es especialmente irónico que Parola, quien debería ser una defensora de los derechos humanos, acuse a otros de "banalizar" estos derechos. Su negativa a reconocer las violaciones sistemáticas cometidas en Formosa bajo el gobierno de Insfrán, y su insistencia en descalificar a quienes buscan justicia, evidencian una falta de ética y compromiso con la verdad que debería alarmar a todos los formoseños.

Al final, Parola repudió la convocatoria de los legisladores de la Comisión de Derechos Humanos, afirmando que el pueblo formoseño "acompaña y seguirá acompañando" al gobernador Insfrán. Sin embargo, esta afirmación ignora el dolor y la indignación de muchos ciudadanos que han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de un gobierno que prioriza la lealtad política sobre el bienestar de la población.

Es hora de que Parola y sus jefes en el gobierno dejen de lado las descalificaciones y enfrenten la realidad de Formosa: una provincia donde los derechos humanos han sido pisoteados y donde la voz de la oposición es más necesaria que nunca para restaurar la justicia y la democracia.