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El autoritarismo de Insfrán: Entre Represión, impunidad y manipulación

En Formosa, la sombra del autoritarismo sigue cobrando fuerza, y los últimos acontecimientos revelan una vez más el abuso de poder que impera bajo el mando de Gildo Insfrán. El secuestro autoritario de la camioneta de la Municipalidad de Las Lomitas por parte de la policía, un acto que encierra claros tintes de persecución política, es solo la punta del iceberg de un entramado más profundo de impunidad y represión.

El secuestro autoritario de una camioneta de la Municipalidad de Las Lomitas, conducida por un chofer que transportaba a 15 originarios a un encuentro religioso, se produjo en un contexto que no puede ser ignorado. El operativo policial tuvo lugar en la ruta del narcotráfico, en Fortín Lugones, la misma localidad donde el hijo del jefe comunal, en estado de ebriedad, atropelló y mató a una mujer, para luego quedar libre sin siquiera pasar una hora detenido. Este trágico incidente, en lugar de ser un llamado de atención sobre la corrupción y la falta de justicia, se convertió en un triste reflejo de la impunidad que caracteriza a quienes gozan de conexiones con el poder.

El episodio que involucra al hijo del jefe comunal es más que un acto criminal: es un símbolo de la protección que el gobierno de Insfrán otorga a sus aliados, sin importar el costo humano. La comunidad, indignada, organizó una marcha pacífica para pedir justicia por Andrea, la mujer atropellada. Sin embargo, la respuesta del estado fue brutal: la protesta fue reprimida violentamente por la policía, y varios manifestantes fueron detenidos arbitrariamente, entre ellos Carla, la hermana de la víctima. Su traslado esposada a una alcaidía para reclusos de alta peligrosidad en Lomitas, donde permaneció 12 horas, es una muestra clara de cómo se utiliza la fuerza pública para silenciar las voces que claman por justicia .

Ponciano Acosta "Esto es una dictadura"

El repudio a estos actos de represión no se hizo esperar. El padre Ponciano Acosta, quien participó en la marcha y fue víctima del abuso policial, denunció públicamente el accionar represivo de una "patota de policías de civil", comparando la situación con los oscuros años de la dictadura militar. Su indignación fue compartida por el referente qom Félix Díaz, quien criticó la utilización de la policía provincial para reprimir las demandas ciudadanas  y denunció la humillación que sufren los pueblos originarios, obligados a participar en eventos políticos que, lejos de fomentar el deporte, solo buscan glorificar al gobernador.

La comparación entre la rápida liberación del hijo del jefe comunal y la prolongada detención de Carla, quien solo pedía justicia para su hermana, no puede ser más elocuente. Mientras que un criminal goza de impunidad, los ciudadanos que se atreven a levantar la voz son tratados como delincuentes. La diputada Gabriela Neme, en una declaración que refleja el sentir de muchos, comparó la situación: "Los asesinos de Andrea no estuvieron ni 4 horas demorados, mientras que Carla, por pedir justicia, fue detenida en Tigre y trasladada esposada a Lomitas".

"Copa Gildo Insfrán", un evento deportivo financiado con recursos públicos pero utilizado descaradamente para la propaganda política del gobernador

Este patrón de represión y violencia no es nuevo en la gestión de Gildo Insfrán, pero los últimos acontecimientos muestran una escalada preocupante. La provincia de Formosa se está convirtiendo en un escenario donde la ley es manipulada a conveniencia del poder, y donde los derechos de los ciudadanos son pisoteados sin miramientos. El campeonato de fútbol femenino en Pozo del Tigre, al que Insfrán tuvo el descaro de ponerle su nombre "Copa Gildo Insfrán", es solo un ejemplo más de la forma en que se utiliza el aparato estatal para fines propagandísticos, mientras se ignoran las verdaderas necesidades de la población.

Las palabras del padre Ponciando Acosta y del referente qom Félix Díaz, quienes han condenado enérgicamente la represión y la manipulación política, resuenan como un eco de la resistencia ante un régimen que cada día se asemeja más a una dictadura. Ambos líderes comunitarios han denunciado la violencia institucional y el abuso de poder, subrayando que la represión sufrida por los manifestantes no es un hecho aislado, sino parte de un patrón sistemático de violaciones a los derechos humanos en la provincia.

El caso de Andrea y la impunidad del hijo del jefe comunal de Fortín Lugones son un recordatorio sombrío de que, en Formosa, la justicia es un privilegio reservado para quienes están alineados con el poder. Mientras tanto, aquellos que se atreven a alzar la voz, como Carla, son brutalmente silenciados.

Es imperativo que la comunidad nacional e internacional preste atención a lo que ocurre en Formosa. La represión y la impunidad no pueden ser toleradas en una democracia, y es responsabilidad de todos denunciar estos abusos y exigir justicia para Andrea y para todos aquellos que han sido víctimas del autoritarismo de Gildo Insfrán.