La Culpa de los bajos salarios de su administración, es de otro
Resulta indignante y totalmente inaceptable que el gobernador Gildo Insfrán, quien ha ejercido el poder absoluto en Formosa durante más de tres décadas ininterrumpidas, intente desligarse de la responsabilidad de los bajos salarios que sufren los empleados públicos de su provincia. En un discurso reciente, Insfrán culpó al gobierno nacional actual, que lleva apenas nueve meses en el poder, de la situación salarial en la provincia, evadiendo así la rendición de cuentas de una gestión que ha marcado la política formoseña durante desde la apertura democrática.

El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, ha vuelto a demostrar su habilidad para esquivar responsabilidades en su reciente discurso en Tigre, en el que, tras más de 30 años en el poder, intenta desligarse de la crítica por los bajos salarios en su administración pública provincial. Resulta difícil no advertir la hipocresía de sus palabras, culpando al Gobierno nacional de Javier Milei, con apenas nueve meses de gestión, de una situación que él mismo ha forjado durante las últimas décadas.
Insfrán ha sido testigo y arquitecto de la transformación negativa de Formosa
Insfrán no tiene a quién culpar. Desde la apertura democrática en 1983, el Partido Justicialista, al que pertenece, ha gobernado Formosa de manera ininterrumpida. Él mismo fue vicegobernador entre 1987 y 1995, y gobernador desde 1995 hasta la fecha, siendo reelegido gracias a la controvertida Ley de Lemas y la cláusula de reelección indefinida, ambos mecanismos que han facilitado su perpetuación en el poder. Durante este tiempo, ha ejercido un modelo populista y clientelista que, en lugar de fortalecer la provincia, la ha convertido en dependiente y vulnerable, con una economía estancada y un aparato productivo destrido.
¿Cómo puede, tras tantos años de liderazgo, eximirse de culpa cuando su partido, ha gobernado ininterrumpidamente la provincia durante más de 40 años y ha tenido a la Nación bajo su control durante 27 años?
Es inconcebible que Insfrán, intente responsabilizar a otro por la devastación de la economía provincial y la precariedad laboral que sufren los empleados públicos. ¿Cómo puede, tras tantos años de liderazgo, eximirse de culpa cuando su partido, el Partido Justicialista, ha gobernado ininterrumpidamente la provincia durante más de 40 años y ha tenido a la Nación bajo su control durante 27 de esos?
La realidad es que no hay "herencia" a la cual culpar. Insfrán ha sido testigo y arquitecto de la transformación negativa de Formosa. Durante su mandato, la provincia pasó de ser una de las principales productoras de algodón de Argentina, con industrias textiles como Alpargatas y exportaciones cárnicas y cítricas, a convertirse en una provincia dependiente, económicamente inviable, carente de seguridad jurídica y sin incentivos para la inversión industrial. La destrucción del aparato productivo y la falta de empleo genuino es resultado directo de las políticas clientelistas, populistas y de sometimiento que Insfrán ha implementado en Formosa
Es importante recordar que Formosa ha gozado de coparticipaciones ventajosas, y que Insfrán ha recibido múltiples oportunidades, como la "reparación histórica", para cambiar el rumbo de la provincia. Sin embargo, en lugar de capitalizar estos recursos para el desarrollo y progreso, su administración ha mantenido a la provincia en un estado de dependencia, con sueldos miserables y una precariedad laboral que afecta a los formoseños.
Insfran en su discurso aseguró: "nosotros siempre vamos a estar haciendo lo imposible para que puedan tener un mejor ingreso y para recuperar el poder adquisitivo del salario que está perdido y no por culpa de quién les está hablando sino por culpa de una política nacional"
El argumento del gobernador, en el que afirma que "hace lo imposible" para mejorar los ingresos y culpa a una "política nacional" por la pérdida del poder adquisitivo, resulta poco creíble y ofensivo para los docentes, médicos, enfermeros y empleados públicos que han sido relegados a salarios insuficientes durante todos sus mandato. El intento de desviar la responsabilidad hacia el Gobierno nacional de Milei es simplemente inaceptable. No es una cuestión de nueve meses de gestión; es el resultado de más de tres décadas de una administración ineficiente, basada en el clientelismo y la falta de incentivos para el desarrollo económico.
Insfrán ha tenido en sus manos todo el poder para cambiar el destino de Formosa, y a pesar de contar con los recursos y el control absoluto, ha fallado en generar las condiciones necesarias para el desarrollo y el bienestar de los formoseños. Su administración no solo no ha generado empleos de calidad, sino que ha mantenido una estructura laboral precaria, con salarios indignos que desde hace decadas ubican a los empleados públicos de Formosa. entre los peores remunerados del país.
Es hora de que asuma su responsabilidad y deje de buscar chivos expiatorios. La precariedad salarial y la falta de desarrollo en Formosa no son fruto de una gestión nacional reciente, sino de décadas de políticas provinciales que han fallado sistemáticamente en garantizar un futuro mejor para todos los formoseños.
Culpar al gobierno de turno en la Nación es una táctica desgastada que ya no engaña a nadie. La crisis salarial y social de Formosa es responsabilidad de quien ha dirigido la provincia durante más de 30 años, y ese es, sin duda, Gildo Insfrán.