Operativo con Catarata de mentiras de González: cuando la manipulación pone en jaque la verdad
En un contexto de creciente tensión política en Formosa, el reciente operativo mediático montado por el ministro de Gobierno, Seguridad y Justicia, Jorge Abel González, ha encendido las alarmas no solo por su carácter irresponsable, sino también por las implicancias que estas declaraciones tienen para la seguridad y la credibilidad de las instituciones. González, cercano al gobernador Gildo Insfrán, aprovechó un rumor malintencionado para sembrar dudas y generar incertidumbre en torno a una supuesta retirada de los controles fronterizos de Gendarmería Nacional, hecho que fue categóricamente desmentido por la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.

El epicentro de esta controversia se dio tras una reunión mantenida en Las Lomitas entre funcionarios del Ministerio de Seguridad de la Nación y el director de Gendarmería Nacional, junto a los intendentes de Las Lomitas y Laguna Yema, sin la presencia ni notificación al gobierno provincial. Este hecho, que claramente molestó al oficialismo provincial, derivó en una serie de declaraciones incendiarias del ministro González, quien, lejos de mantenerse dentro de los parámetros institucionales, optó por un ataque frontal tanto a Bullrich como al director de Gendarmería, buscando con ello desviar la atención sobre un episodio mucho más grave: el violento accionar de la policía provincial, que llegó a disparar contra un camión de agua del intendente Atilio Basualdo, un hecho que desató una ola de repudio y pedidos de intervención federal.
La seguridad fronteriza es un tema demasiado serio como para ser utilizado irresponsablemente como herramienta de chicaneó político
Es importante resaltar que González utilizó los medios controlados por el gobierno provincial, como la Agencia de Noticias AGENFOR y Radio Tropical, para amplificar sus acusaciones. En dichas plataformas, aseguró que los tres principales controles fronterizos de la provincia (Fermín Rolón, Corralito y otro punto no identificado) van a ser levantados, supuestamente como consecuencia de la visita de Bullrich y el director de Gendarmería. Lo que en principio parecía una declaración de alarma sobre la seguridad fronteriza, pronto se reveló como una maniobra para desprestigiar a la exministra de Seguridad, quien condenó enérgicamente el accionar del gobierno provincial en el tiroteo contra el camión de Basualdo.
La postura de González, más allá de ser alarmista y carecer de sustento, pone en evidencia la creciente desesperación del oficialismo provincial por mantener un férreo control de la narrativa pública. Lejos de buscar un diálogo constructivo con las autoridades nacionales, el ministro optó por alimentar un operativo mediático que no solo confunde a la ciudadanía, sino que también atenta contra la legitimidad de las instituciones democráticas. La Gendarmería Nacional, encargada de la seguridad fronteriza, es una institución que no puede ser utilizada como moneda de cambio en disputas políticas partidarias, como lo hacen impúdicamente con la policía provincial.
El director nacional de Gendarmería vino y ni siquiera fue capaz de "che loco ando por ahí les mando un saludito, besito", no dijo nada, y no tuvo ningún empacho en tomarse una fotografía de carácter partidario
El malestar de González parece estar vinculado a la visita de las autoridades nacionales, quienes, en su afán por evitar una escalada de tensiones con el gobierno provincial, prefirieron no reunirse con las autoridades locales, algo que el ministro aprovechó para victimizarse y generar una falsa alarma sobre el abandono de la frontera por parte de Gendarmería. Este tipo de declaraciones, basadas en conjeturas sin fundamento, son altamente peligrosas, ya que afectan la percepción pública de la seguridad en una zona estratégica como lo es la frontera de Formosa.
Bullrich no tardó en desmentir las declaraciones del ministro, calificando de "falsa y temeraria" la información difundida por el gobierno de Formosa. El hecho de que un funcionario de alto rango como González se preste a este tipo de maniobras es preocupante, no solo por la irresponsabilidad de sus palabras, sino por la clara intención de manipular la opinión pública en un intento por desacreditar a sus opositores y, de paso, desviar la atención del verdadero problema: la persecución política y el uso de la violencia por parte de la policía provincial bajo el mando de Gildo Insfrán.
Es necesario que los funcionarios, tanto a nivel provincial como nacional, se aboquen a resolver las tensiones con diálogo y no con operativos mediáticos que solo buscan dividir a la sociedad. La seguridad fronteriza es un tema demasiado serio como para ser utilizado como herramienta de enfrentamiento político.