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Sábado 19 de Abril, 2025
 
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Bono de fin de año

El bono de Gildo Insfrán: ¿una solución real o un espejismo electoral?

El reciente anuncio del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, sobre el bono salarial de 700.000 pesos a pagarse en dos cuotas de 350.000, para los trabajadores de la provincia en los primeros meses de 2025, ha generado una gran expectativa en la ciudadanía. Sin embargo, más allá del impacto inmediato que puede generar este pago extraordinario, la pregunta que surge es si realmente responde a una solución estructural para los problemas económicos que atraviesan los formoseños, o si se trata de una maniobra electoral para calmar las aguas antes de las elecciones.

El bono, que se pagará en enero y febrero, está destinado a trabajadores del sector público y promete aliviar momentáneamente los bolsillos golpeados por la inflación y la crisis económica. Sin embargo, muchos sectores advierten que este tipo de medidas no hacen más que ocultar la verdadera raíz del problema: la precariedad de los salarios y el costo de vida, que siguen creciendo sin un plan concreto de recomposición salarial.

Un bono que no alcanza

Si bien el monto de 700.000 pesos  puede parecer atractivo a primera vista, el impacto real de este bono será efímero. En un contexto de inflación galopante y un salario que pierde poder adquisitivo cada mes, un pago extraordinario de este tipo no es más que un parche temporal. En marzo de 2024, cuando la inflación haya erosionado nuevamente el valor de la moneda, los trabajadores se encontrarán con los mismos salarios que no alcanzan ni para cubrir la canasta básica.

El bono no representa una solución estructural. No ofrece una salida a largo plazo ni mejora la calidad de vida de los formoseños de manera sostenida. Tal como lo señaló el diputado provincial Miguel Montoya, "el formoseño necesita un aumento real, no un bono". En lugar de distribuir sumas extraordinarias de dinero que rápidamente se agotan, lo que realmente hace falta es una reforma salarial que contemple una recomposición justa para todos los trabajadores, acorde al costo de vida actual.

Un bono con fines electorales

El bono anunciado por Insfrán se da en un contexto claramente electoral, con las elecciones provinciales programadas para 2023. En este marco, no son pocos los que señalan que la medida tiene un fuerte componente político, diseñado para ganar apoyo en un momento clave. Estos "bonos de fin de año" suelen ser una estrategia común en tiempos de campaña, en la que los gobernantes intentan demostrar cercanía con la gente y ofrecer una solución rápida a los problemas más visibles, sin comprometerse a un cambio real en las políticas salariales a largo plazo.

El anuncio llega también en un momento en que el descontento social crece, principalmente debido al deterioro del poder adquisitivo y las dificultades para cubrir las necesidades básicas. En este sentido, el bono es interpretado por muchos como una medida reactiva ante el malestar generalizado, más que como una respuesta genuina a las problemáticas estructurales de la economía provincial.

El futuro sigue siendo incierto 

Lo que realmente preocupa es el futuro cercano. Sin un plan integral que contemple aumentos salariales sostenibles y una reactivación económica genuina, el bono de 700.000 pesos no será más que un alivio momentáneo. Las familias de Formosa seguirán enfrentando los mismos problemas económicos en marzo, cuando el bono ya haya quedado atrás, y los salarios sigan siendo insuficientes para enfrentar la creciente inflación.

Además, el hecho de que el bono se pague en dos cuotas, a principios de 2025, genera dudas sobre la estrategia del gobierno provincial. ¿Realmente es un esfuerzo por mejorar las condiciones salariales o simplemente una forma de ganar tiempo antes de los comicios?

La provincia necesita soluciones reales y duraderas, no medidas aisladas que solo funcionan como un paliativo temporal. El formoseño merece una mejora en sus condiciones laborales, que se traduzca en un salario digno, capaz de cubrir las necesidades básicas y contrarrestar la inflación. Solo así se podrá garantizar un futuro más estable para los trabajadores y sus familias.

En definitiva, el bono de fin de año de Gildo Insfrán puede ser visto como un acto de buena voluntad momentáneo, pero no debe desviar la atención de lo que realmente importa: una reforma salarial profunda que devuelva el poder adquisitivo a los formoseños y les brinde un futuro económico más seguro y justo.