Insfrán, el rey desnudo: un almuerzo fastuoso para ocultar el derrumbe de su monarquía
En una escena que refleja la decadencia de su modelo político, el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, organizó un lujoso almuerzo bajo la pomposa etiqueta "Encuentro de la Unidad del PJ" en Aprakart. Más que un acto de unidad, el evento fue un costoso intento por maquillar un año desastroso, marcado por reveses judiciales, tensiones internas, deserciones y un aislamiento político que se profundiza con los ya escándalosos avasallamientos institucionales en Las Lomitas

En una provincia donde la falta de agua y las necesidades básicas golpean con fuerza, Insfrán no tuvo reparos en utilizar recursos públicos para financiar este despliegue ostentoso. El almuerzo, cargado de brindis y frases vacías, buscó aparentar una fortaleza y una unidad que ya no existen.
La soledad del gobernador quedó expuesta en Las Lomitas, donde ni siquiera el aparato estatal pudo ocultar la falta de apoyo
El Almuerzo de la Unidad, fue un intento desesperado por diluir el impacto del bochornoso episodio en Las Lomitas y mostrar entuciasmo en medio de un escenario político adverso que deja en evidenicia el agotamiento de un modelo político desconectado de la realidad que se desmorona.
Las Lomitas: un parque acuático en el desierto de la desconexión
El episodio en Las Lomitas, donde Insfrán inauguró un parque acuático en una región azotada por la crisis hídrica, es un símbolo doloroso de su desconexión con la realidad. Ante la ausencia de apoyo local, el oficialismo recurrió a su maquinaria clientelar, movilizando camiones, colectivos y camionetas para llenar el acto con militantes y gentes arreadas de localidades vecinas y colonias aborigenes.
El discurso de Insfrán en el almuerzo, lleno de clichés sobre "equidad territorial" y "justicia social", no logró disimular la fragilidad de su gestión. Mientras brindaba por supuestos logros, la provincia enfrenta un profundo deterioro: comunidades sin agua, instituciones desprestigiadas y un modelo político que depende cada vez más del autoritarismo, el apriete y el uso indiscriminado de los recursos para sobrevivir.
Hablar de "unidad" en este contexto es una ironía que no pasa desapercibida. Las tensiones internas y las deserciones dentro del oficialismo son evidencia de que incluso quienes lo acompañaron durante décadas comienzan a tomar distancia ante el agotamiento de un ciclo político que parece irreversible.
El principio del fin: La postal de la soledad de Gildo Insfran
El "Encuentro de la Unidad del PJ" fue, en realidad, una postal de la soledad de Gildo Insfrán. En un escenario donde los reveses judiciales frenan sus ambiciones de perpetuidad, donde el descontento social crece y su ehegemonía es abiertamente cuestionada, el fastuoso almuerzo no hizo más que confirmar que el poder absoluto tiene fecha de vencimiento.
Formosa, una provincia castigada por años de clientelismo, populismo y abandono, comienza a despertar. El discurso del cambio, que durante años parecía lejano, resuena con más fuerza. Y mientras Insfrán intenta sostener su imagen con actos vacíos, la realidad se encarga de mostrar que el fín de su ciclo político está cada vez más cerca.
