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Viernes 18 de Abril, 2025
 
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¿Sicario mediático? Mesitero paraguayo admitió que, con aval oficial, usa Canal 11 para difamar opositores y de paso atacó a los formoseños que lo critican

El mesitero paraguayo devenido en conductor de Canal 11, Juan Carlos Mereles, admitió que el canal estatal le brinda un espacio para decir lo que quiera, a la vez que reconoció haber agraviado a una legisladora argentina por criticar al gobernador Gildo Insfrán. Además, acusó al 90% de los formoseños que lo cuestionan en redes sociales de "renegar de su historia y sus raíces". Gabriel Hernández ya había advertido que, según la "jurisprudencia formosa" utilizada para condenarlo a él, en este caso deberían ser responsables y condenados el difamador, las autoridades del canal y el propio gobernador. Mañana hablará Gildo Insfrán, en pirané ¿Dirá algo sobre este escándalo?

En un nuevo episodio que desnuda la manipulación mediática del oficialismo formoseño, Juan Carlos Mereles, el mesitero paraguayo devenido en conductor del programa político "Ché Kuraí" en Lapacho TV Canal 11, reconoció haber agraviado con términos misóginos a una legisladora argentina en el mismísimo Día de la Mujer. Su justificación? Ella y su hijo critican al gobernador Gildo Insfrán, el mismo que se perpetúa en el poder con más del 72% de los votos.

Pero, si Insfrán hubiera ganado con el 80% o el 95%, ¿sería aún más impune esta maquinaria de persecución política disfrazada de periodismo?

Mereles, lejos de ofrecer disculpas genuinas, dejó en evidencia la estructura de adoctrinamiento y persecución mediática montada por el régimen insfranista.

En un acto de absoluto cinismo, agradeció reiteradamente a los directivos del canal estatal -bajo el mando del chófer del Jefe de Gabinete Antonio "Pomelo" Ferreira, exsecretario del diputado oficialista Cacho García- por otorgarle un espacio en la televisión pública para expresarse "libremente". Es decir, el canal estatal se convierte en un instrumento de linchamiento mediático contra los opositores al poder.

El mesitero extranjero devenido en periodista no solo atacó a la legisladora formoseña que incomoda al gobernador, sino que también arremetió contra los propios formoseños que osan criticarlo, acusándolos de "negar su historia y sus raíces". En su retórica vacía y ofensiva, aseguró que "el 90% de los formoseños tienen un tío o abuelo paraguayo" y que, por lo tanto, no deberían cuestionarlo.

¿Es este el nivel del discurso que se permite en los medios estatales de la provincia? ¿Desde cuándo un extranjero con intereses políticos en Formosa se convierte en la autoridad moral que debe disciplinar a los ciudadanos?

El descaro de Mereles es tal que, en su intento de justificar su ataque, terminó por incriminar al propio gobierno provincial, revelando que el espacio que ocupa en Canal 11 es un regalo del poder político local. Un canal financiado con recursos del Estado, que debería estar al servicio de todos los formoseños, hoy es usado como un arma para atacar opositores.

Si alguien aún dudaba de la manipulación mediática de Insfrán, este caso no deja margen para la ingenuidad: mientras un periodista formoseño y las autoridades de Radio Fantasía y Radio Parque fueron condenados por la justicia insfranista solo por permitir que un oyente diera su opinión en vivo, sin que Hernández emitira opinión sobre las expresiones del oyente, en Canal 11 se habilita y se festeja la agresión misógina y la persecución ideológica contra opositores. Ese es el Modelo?

La pregunta es inevitable: si en Formosa la justicia condena a periodistas por lo que opinan sus oyentes, ¿acaso la misma vara no debería aplicarse al canal estatal, a su conductor y al gobernador que permite y promueve estos ataques desde la pantalla pública? La doctrina Insfrán parece tener una lógica perversa: la persecución y el castigo solo recaen sobre aquellos que se atreven a desafiar el discurso oficial.

Formosa vive bajo un modelo que no solo corrompe la democracia a través del fraude electoral con ciudadanos paraguayos empadronados con domicilios falsos, sino que también busca silenciar cualquier disidencia con una impunidad descarada.

¿Hasta cuándo se seguirá tolerando este atropello? ¿Hasta cuándo el gobernador podrá utilizar los recursos del Estado para protegerse de quienes denuncian sus abusos?

La historia se escribe con los valientes que se atreven a decir la verdad, no con los sicarios mediáticos que, amparados por el poder, siembran miedo y persecución.