Memoria manipulada: ¿Qué emocionó tanto a Insfrán del discurso del joven de Lomitas?
La conmemoración del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia en Formosa se convirtió, una vez más, en una puesta en escena para el culto a la personalidad del gobernador Gildo Insfrán y la repetición del discurso único. El acto, realizado en el Galpón G, lejos de honrar la memoria de los desaparecidos y de reivindicar con seriedad los valores democráticos, fue una muestra obscena de manipulación política, revisionismo parcial y oportunismo sin escrúpulos.
El momento más insólito de la jornada fue cuando el orador principal resultó ser un adolescente de tan solo 15 años, Franco Mendoza, oriundo de Las Lomitas. Un joven que, por su edad, no vivió los años del terrorismo de Estado, ni tiene vínculo conocido con víctimas directas de la dictadura. Sin embargo, fue el testimonio que mereció la ovación de pie del propio Insfrán, que no solo lo aplaudió con fervor, sino que lo abrazó emocionado al finalizar su intervención. La pregunta inevitable es: ¿qué dijo Franco Mendoza que conmovió tanto al gobernador? ¿Cuál es el peso de su palabra en un acto que se supone debe estar cargado de memoria histórica real, y no de consignas partidarias?
Lejos de una respuesta sensata, lo que se escuchó fue un discurso vacío de contenido histórico y lleno de lugares comunes del relato oficialista. Mendoza afirmó que "el mejor homenaje que se puede rendir a los desaparecidos es seguir militando" y que "impedir que una voz se exprese es un ataque directo a nuestra libertad", en una clara contradicción con la realidad provincial.
Porque si hay un lugar donde se persigue y silencia al disenso es justamente en Formosa, donde los medios están cooptados por el poder, la prensa independiente es hostigada y los jóvenes que piensan distinto, como el propio Mendoza lo admitió, no tiene posibilidades de espresarse en medios públicos.
Para honrar la causa del motivo de la invitación a ocupar la tribuna, el joven aprovechó su intervención para criticar a la gestión del intendente de Las Lomitas, Atilio Basualdo, en un ataque que no disimuló su objetivo político. "Las ideas de la libertad que ellos defienden, no son las mismas que las nuestras", sentenció, reafirmando su alineamiento con el modelo formoseño. Una clara señal de cómo el aparato de propaganda del oficialismo adoctrina a los jóvenes en lugar de educarlos en el pensamiento crítico y el respeto por la diversidad ideológica.
Pero el hecho más bochornoso de la jornada fue el video institucional proyectado antes del discurso del joven, con la voz en off del gobernador Insfrán. Con imágenes de la represión militar de los años 70, el mandatario trazó una insólita analogía entre la dictadura y el actual gobierno nacional de Javier Milei. "
La sangre derramada en aquellas luchas corre por nuestras venas", afirmó sin ruborizarse, ignorando convenientemente que durante el proceso militar él fue funcionario del gobierno de facto y no hay registros de que haya levantado jamás la voz por los desaparecidos o por la democracia.
Esta reescritura de la historia, tan conveniente como falsa, no solo banaliza el significado profundo del 24 de marzo, sino que reduce la memoria a una herramienta más del aparato partidario. Se distorsiona el pasado, se adoctrina a los jóvenes y se utiliza el dolor de millas de víctimas como plataforma para atacar al adversario político y sostener un régimen que hace décadas se alimenta del clientelismo, la propaganda y el miedo.
El Día de la Memoria no puede ni debe ser una fecha secuestrada por el relato oficial. No se honra la verdad ni la justicia con discursos prefabricados ni con montajes emotivos sin sustento. La verdadera memoria exige honestidad histórica, respeto a la pluralidad y un compromiso real con la democracia. Todo lo que, lamentablemente, falló en este acto.