Cómo Jarzynski convirtió la salud pública en propaganda partidaria y en rehén del modelo Insfrán
Con el escudo del Hospital o con la cara de Insfrán? del guardapolvo blanco a la bandera partidaria, con Ledesma curando con el Hospital y Jarzynski militano con la salud: dos modelos de salud en pugna que confrontan la vocación de Ledesma contra el miserable clientelismo de Jarzynski, y expone el atropello del poder: la violencia institucional, la impunidad y el clientelismo en el Modelo Formoseño.

La miseria del poder se revela en sus formas más brutales cuando quienes lo ostentan dejan de ver personas y comienzan a ver amenazas. Eso ocurrió en Ibarreta, donde el intendente Adán Jarzynski protagonizó uno de los episodios más indignantes y autoritarios de los últimos tiempos: irrumpió violentamente, cinto en mano, en un operativo solidario de salud llevado adelante por el reconocido médico cirujano Maximiliano Ledesma, en el marco del programa "El Hospital en tu Barrio".
En Ibarreta, hoy, el poder no solo castiga la disidencia: la criminaliza, la destierra y la suplanta por un circo político que le roba hasta el sentido a la salud pública: una Foto de El Modelo Formoseño
No era la primera vez que el doctor Ledesma recorría barrios, colonias y comunidades con atención médica gratuita, provisión de medicamentos y gestión de turnos, pero sí fue la primera vez que su vocación fue castigada con semejante nivel de violencia e impunidad .
Ledesma no hacía política partidaria. Hacía salud pública. Y eso fue suficiente para incomodar al poder

Tras el intento de agresión física por parte del intendente –quien lo insultó y casi lo golpea por la espalda frente a testigos–, el profesional fue inmediatamente destituido de su cargo como director del Hospital Distrital de Ibarreta, degradado en su función y arbitrariamente trasladado a Las Lomitas. Allí deberá recorrer 200 kilómetros diarios para cumplir sus seis horas de servicio en un centro de salud alejado de su domicilio, ese que construyó con esfuerzo, con sus propias manos.
El operativo se trasladó al Polideportivo Municipal, se llenó de gigantografías de Gildo Insfrán, banderas del PJ, y pancartas del Modelo Formoseño
Pero el castigo institucional no terminó ahí. A Ledesma ni siquiera le tomaron la denuncia en la comisaría local. La impunidad política amparó a Jarzynski , blindado por el aparato provincial. Ninguna explicación fue dada. Ningún funcionario, ni provincial ni municipal, se dignó a dar la cara. Lo que siguió fue aún más cínico.
Lejos de reconocer el trabajo sostenido y desinteresado del doctor, el intendente –junto a su esposa, Rosalía Duarte– reapareció al día siguiente apropiándose del programa solidario que durante meses Ledesma había ejecutado institucionalmente desde el Hospital.

Pero el reciclado modelo Jarzynski dista mucho del original: no hubo más salidas a los barrios ni a las colonias. El operativo se trasladó al Polideportivo Municipal, se llenó de gigantografías de Gildo Insfrán, banderas del PJ, y pancartas del Modelo Formoseño. Un servicio de salud transformado en acto político. Un operativo institucional convertido en instrumento de propaganda.
Mientras tanto, los vecinos –hartos de los atropellos– salieron bajo la lluvia a defender al médico. Marcharon hasta la municipalidad, exigieron ser escuchados. No fueron recibidos. Ni Jarzynski ni nadie del gobierno provincial los atendió. La respuesta a la protesta fue agresión contra los manifestantes y más clientelismo: recorridas de la nueva directora Vivian González con la clara intención de desactivar las medidas de fuerza.
Esto no es solo una historia de abuso de poder
Es una advertencia sobre los límites que el oficialismo provincial está dispuesto a cruzar para no tolerar ni la autonomía ni el compromiso social que no esté subordinado al culto a la personalidad de Insfrán.
En Ibarreta, hoy, el poder no solo castiga la disidencia: la criminaliza, la destierra y la suplanta por un circo político que le roba hasta el sentido a la salud pública.

