
En el arranque de la Superliga Independiente tenía una misión que suele no resultarle sencilla: imponerse como local, lograr demostrar ante su gente que puede traducir las buenas intenciones futboleras que baja su entrenador Ariel Holan en goles, en tres puntos, en un triunfo convincente. Y esta vez lo hizo: le ganó 3-1 a Huracán, dio vuelta un arranque adverso y mostró ráfagas de buen fútbol ofensivo para aferrarse a una victoria tan justa como necesaria.
Wanchope Abila abrió la cuenta para el Globo; Martín Benítez (2) y Leandro Fernández lo dieron vuelta para el Rojo.

Festejo Rojo en la primera fecha: le ganó 3-1 a Huracán. (Marcelo Carroll)
Había que empezar a ver cómo Independiente reemplazaba a una pieza clave que perdió como Emiliano Rigoni, vendido al Zenit. El cordobés solucionaba muchas de las falencias ofensivas de Independiente desde su pegada o sus desbordes por los dos costados. Y ahora Holan busca variantes.
Ante Huracán jugó con Nico Domingo y Erviti de doble cinco (se conocen por haber jugado juntos en Banfield) y tres atacantes por delante: Benítez, Meza y Barco; arriba Leandro Fernández como faro de ataque.
Enfrente, la apuesta de Huracán era más práctica: esperar con las líneas bien juntas y salir con envíos directos, de contra. Para eso tenía a Pussetto por la banda derecha y a Kaku Romero Gamarra por la izquierda.
Iban 17 minutos y al Rojo se le sumaba un problema. Lo resolvió rápido, Tres minutos más tarde con un centro pasado desde la izquierda que no calculó bien Marcos Díaz, dudaron los centrales, y aprovechó Benítez para el 1-1.
El gol de Leandro Fernández llegó en la primera jugada en la que el equipo de Holan se encontró con espacios para lastimar a fondo. Un pase filtrado de Meza entre los centrales, ideal para el delantero que entró por el centro y definió abajo.
El gol de Benítez -entró en pared con Leandro Fernández y definió bien, de punta- fue el regalo que Independiente tanto esperaba para terminar con tranquilidad un partido como local.
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